La presencia de caballos salvajes y su domesticación aparece documentado ya en tiempos pre-históricos, mediante grabados rupestres superficies graníticas.
También hacen mención a los callos de Oeste de la península Ibérica, a los caballos galaicos, concretamente a la raza lampón y tieldón los historiadores romanos.
Y ya en la Edad Media, siglo XIII está documentada la presencia de yeguas y caballos salvajes pertenecientes al Monasterio de Oia, Interesante recordar que entre muchas de las labores que los monjes introdujeron en la zona fue la cría de caballos en estado de libertad que se hallaban en los montes pertenecientes al monasterio.
Esta práctica que se conserva todavía en los bosques de la zona, da lugar a un espectáculo de fama internacional: A rapa das bestas.
Los monjes de Oia, además de la roturación de tierras y la apertura de caminos, implantaron el cultivo de la vid según la costumbre de las abadías francesas cistercienses.
Hoy en día podemos degustar sabrosos caldos bajo la denominación de origen Rías Baixas